Texto por Daniel Zaíd @perdidoenbici
Fotos por Karla Robles @karlatrobles y Daniel Zaíd
Cuando nos enteramos que la Ruta Chichimeca pasaría por Sonora este año, Karla y yo decidimos unirnos y acompañar la rodada por nuestro estado hogar. Empezando en Tijuana el 1 de julio, la Ruta Chichimeca cruzará la región con las temperaturas más altas del país en pleno verano; sólo esta semana, estando a mediados de junio, la temperatura máxima en Hermosillo ha alcanzado los 46 C.
La bici ha sido mi medio de transporte sin importar la estación del año desde hace unos quince años; durante este tiempo he rodado bajo una variedad de condiciones, desde rodar seis días a la semana en temperaturas entre los 42 y los 48 grados centígrados por cuestiones de trabajo, salir a rodar a las 3 am para ganarle horas al sol, y también padecido de distintos niveles de golpe de calor. Con varias deshidratadas en mi currículum, hoy comparto algunas de las cosas que he aprendido tras años pedaleando en Sonora y otros lugares calurosos.
Pedalear en el calor es una batalla que se gana cuando se sale ileso, y a mi me ha tocado perder varias veces, la más memorable siendo la vez que tuve diarrea por días y tuve que ser canalizado con suero intravenoso porque mi cuerpo simplemente no podía contener líquidos. Le prometí a mi cuerpo que jamás le haría pasar por eso otra vez, así que aparte de compartir estas experiencias, este es un recordatorio para mí mismo.
Sin un orden en particular, estas son las técnicas que pongo en práctica:
1. Usar una barrera física de protección: exponer la piel al sol está bien para un ratito en la playa, pero para pedalear conviene poner una barrera entre los rayos y la piel. Un jersey manga larga o una camisa delgadita previene que al final del día tengas esa sensación de ardor, además de evitar que el sol de en tu piel directamente, lo cual aumenta la temperatura corporal. Podemos tomar como ejemplo a los indígenas Comca’ac, quienes han habitado esta región por miles de años, y visten mangas largas y pantalón o falda de una tela delgada y holgada.
2. Usar bloqueador en las partes expuestas, sobre todo cara y cuello: la mitad de mi cara está cubierta por una barba que dejé crecer medio por protección y medio por flojera cuando crucé Baja California en la primavera-verano de 2016, así que el bloqueador va en los pómulos, nariz, alrededor de los ojos, y la frente, y combinado con una gorra nunca he vuelto de una rodada con la cara roja. Un bloqueador de factor 50 o más es el recomendado para exposición al sol directa y prolongada.
3. Calcular cuánta agua necesitas, y llevar un poco más que eso. Mi método favorito para cargar agua cuando necesito más de dos botellas es en una bolsa tipo camelbak guardada dentro de una bolsa de cuadro o “frame bag”. La cantidad de agua que quepa dependerá del tamaño de la bici, en mi bici viajera puedo meter dos bolsas de tres litros pero Karla usa bicis chicas y aún así le cabe una de 2 o 3 litros, dependiendo de la marca. Estas bolsas vienen un una manguerita que se puede colgar en algún lado del manubrio y se puede tomar mientras se pedalea.
4. Tomar agua es esencial, pero no es suficiente. En 2015 me encontraba cruzando una región calurosa y húmeda, y al final de un día particularmente duro me había tomado ocho litros de agua, pero aún así tenía sed y al acostarme empecé a tener calambres en las piernas, un claro signo de deshidratación. Es esencial incluir algún tipo de electrolito porque los minerales del agua pura simplemente no serán suficientes. En viajes pasados he cargado con miel, limones, y sal para combinar dentro de un litro de agua e ir tomando durante el día, pero en tiempos recientes he optado por comprar un puño de electrolitos en polvo de la farmacia, que a veces he conseguido gratis en los centros de salud pública. Saben más mal que los líquidos, pero su contenido de minerales es más alto, además de ser mucho más baratos y fáciles de cargar.
5. Pedalear temprano. Y por temprano me refiero a antes de que salga el sol. En un viaje de cuatro días que hicimos el mes pasado, tres de esos cuatro días empezamos a pedalear a las 4 am porque el sol sale a las 5:30. Con jornadas de 100 km por delante, a las 10 am ya estábamos en nuestro destino, o muy cerca de él. En jornadas más largas he hecho una pausa durante las horas más duras de sol, aprovechando para comer, hidratarme, y recargar luces si es posible, para luego retomar después de las 4 pm y pedalear un par de horas más antes de que se meta el sol.
6. Evitar sobrecalentarse. El cuerpo es básicamente una máquina, y como tal, se puede sobrecalentar. Cuando salgo a rodar temprano trato de estar por lo menos en el camino de regreso a casa a las 10 am. Con el calor aumentando progresivamente, existe la fuerte tentación de darle más rápido para llegar más pronto a casa, pero me he dado cuenta de que esto resulta contraproducente y lo mejor es encontrar un ritmo que no cause “hiperventilación”, como diría mi hermana la doctora, es decir, respirar agitadamente por la boca. Encuentra un ritmo que te permita respirar sólo por la nariz, y si te das cuenta de que estás respirando por la boca quizá sea buena idea bajarle tantito al ritmo, aunque claro, esto se vuelve más difícil en las subidas.
7. Sudar moja la ropa lo cual es bueno porque refresca, pero también puede causar rozaduras, sobre todo en las ingles, el trasero, y los pezones. A la primera señal de que algo está rozando es buena idea detenerse y hacer algo al respecto antes de que sea demasiado tarde: acomodar la ropa que esté causándolo, o untar crema en la zona, ya que una rozadura puede rápidamente volverse insoportable y podría significar días fuera de la bici porque no te puedes sentar. Personalmente he tenido buenos resultados con la crema Bepanten tanto para prevenir como para tratar rozaduras, y se ha vuelto integrante permanente del kit de cuidado personal que llevo a mis viajes.
8. Si hay una fuente de agua disponible, es buena idea mojar la gorra e incluso la playera. Hemos hecho esto en mangueras de casas por las que pasamos y en arroyos.
9. Por último, y aunque no siempre es posible, si sabes por adelantado que pasarás por zonas calurosas, un poco de aclimatación puede ser de mucha ayuda. Incluso un par de días familiarizando tu cuerpo con la temperatura pueden hacer la diferencia, dándote un referente de las horas más intensas del calor, la cantidad de agua que consumes, y en general avisarle de manera amigable al cuerpo lo que está por suceder.
Me falta una más para tener una lista de diez consejos, pero eso es todo en mis notas. Supongo que la décima podría ser 10. No lo hagas, pero como eso no es opción para mi no la incluiré. Si alguna vez te encuentras rodando arriba de los 30-35 C, espero alguna de estas experiencias te sirva de algo.
Muy buenos consejos
Esperamos eviten tener que aprender por las malas, ¡gracias por pasar a visitar!
Muchas gracias por los tips muy buenos
¡Gracias por tu visita y comentario!
Valiosos consejos gracias
Gracias Moisés, apreciamos tu visita por este pequeño rincón.